Gregorio me ha sugerido que hiciese un post con el comentario que dejé hace unos días en el siempre amable Café de Ocata.
Entré, leí, recordé y opiné.
La verdad es que no me hubiese atrevido a publicarlo si no me lo dice el dueño de ese espacio que recomiendo a todo aquel que esté abierto a la ideas, pero no sólo a ellas. (Me lo agradeceréis, injustamente).
Lo que vas a leer, respetado lector, es una experiencia personal, nada más que eso...Podría escribir algo ó quizá bastante más acerca del horror vivido por algunos supervivientes de aquellos tiempos que quieren explicarnos quienes no lo vivieron. Absurdo. Sus mayores saben que fue absurdo...¡Hasta yo mismo lo sé¡¡Y no lo viví¡.Ni quiero saber...
"(...)p. 57. “Era la neurosis colectiva de un pueblo ignorante, mal alimentado, que se entregaba al histerismo e iba unas veces a rezar con fervor a una imagen de madera y otras veces quería quemarla.”
Condensa los precedentes de aquel desaguisado y explica bien este asqueroso país donde seudointelectuales de salón, -claro está, progres-, cuentan su versión de lo que desconocen y para su propio bienestar egoísta cueste lo que cueste.
Muchísimos tragaron con Franco y tragan ahora con el seudosocialismo de 'tabla rasa' que su masa pretende imponer.
La inmensa mayoría de la población no sabía leer ni escribir y, como ya se ha dicho, el golpe de estado a la segunda república, golpe promovido por malos perdedores, -como no se ha dicho- sembró las raíces (más cercanas) de la cruenta reaccion del 36 y los 40 sanguinarios años posteriores, (aunque sin ser los de Pol Pot, Mao, Hitler...)
Bajó Azaña de un coche para dar un mitin en un pueblo murciano y al oir a la masa 'hispana' decir 'abajo con los burgueses' (¿cuántos habría ahí mismo?) les dijo a los más cercanos 'pero hombre, que soy un burgués'.
Hay casos de este esperpéntico jaez a montones.
Los cultos,en su mayoría, pudieron salvarse; los espabilados se exiliaron y hubo quienes volvieron como 'indianos';los (?) rojos y los (?) fachas se hincharon a sopas, mugre y miseria moral, entre la delación y la hipocresía; el pueblo, inculto por histórica definición, se mató entre sí y sin saber por qué.
Todo fue producto de la miseria moral que este país, sobre todo entre las capas intelectualmente más bajas, lleva a gala. Esta 'península' siempre ha sido tierra de envidias irracionales, señoritos cutres, boinas zafias y mucho aprovechado. Una tierra de machistas irredentos, ufanos de ni saber leer ni escribir, afiliados al 'dame pan y dime tonto', amigos de quien tiene dinero y desdeñosos de quien lee libros.
No profundizar en los siglos precedentes, -sí, en los siglos precedentes-, es incurrir en una parcial valoración de lo que fue aquello:la irracionalidad por sí misma, que derivó en el miedo, la sangre y...otra vez el miedo.
Hay que perdonar todo, todo¡
Pero también hay que, si nó olvidar quienes lo vivieron, sí evitar que los más jóvenes conozcan tergiversaciones de lo que fue una inmensa irracionalidad, que salvo por fanatismos personales (todos emocionalmente justificables), es parte, a nuestro pesar, de la ponzoñosa herencia de la historia de esta 'piel de toro'.
A mi bisabuelo paterno, vicepresidente socialista de diputación y contrario a la entrega de las armas al pueblo, se lo cargaron milicianos del POUM. A mi abuelo materno, pobre mercero en un poblachón manchego, iletrado y con dos hijas y tres hijos, lo mataron junto al mayor por 'pasar cerca de un mitin de José Antonio' (a quien, por cierto, dejó matar el 'cerillo' en Alicante). A mi madre, con seis años la llamaban puta; a mi tía, mi segunda madre, con doce, le echaron aceite hirviendo en la cara; a su hermano mayor, cabo gastador de la guardia de Azaña, lo quisieron fusilar en Barcelona los del bando (¡¡¡¡¡) rojo; se escapó a Francia de donde lo devolvieron a Bilbao. Allí los del bando (¡¡¡¡¡) azul lo encarcelaron.Finalmente lo quisieron fusilar, ya en el 39, hasta que mi padre, inteligente republicano pero algo ilustrado a la vez que mal visto por los franquistas, consiguió que le indultasen.El cuarto hermano se perdió por Guinea y regresó con unas fiebres por las que fue ingresado , por no mucho tiempo, en un siquiátrico.
En fin, esta no es mas que una historia como las de otros miles de personas que, para su desgracia, lograron sobrevivir en esta tierra donde la masa domina al individuo, donde el robo 'fino' es alabado y el trabajo silencioso pastos de chanzas, mofas y befas, donde la envidia brilla por su exceso, donde el partidismo conveniente golpea a la razón, donde, para los más ignorantes,la humildad y la piedad son ideas exclusivas de curas y monjas...
Je¡Como diría un bello poster de promoción turística 'Todo un país de contrastes'¡. Sí. Y de exabruptos.
Suelo leer, no sé bien porqué, -puesto que que mi madre aún (sobre)vive tras 50 años de pastillas-, debates sobre esa putrefacta parte de la historia de este país y aquí ha sido un moderado placer. Al menos ha habido honradez intelectual y muy buen 'seny'.
Gracias Gregorio por cómo has planteado tan, al menos para mí, laberíntico asunto.
Cuando el dictador murió repartí pasquines por la democracia y fuí amenazado y algunas veces golpeado, algo por lo demás 'lógico' en una capitaleja de provincias.
Peor para ellos...
Ahora, me gustaría conocer mundo, porque este país se está quedando muy 'pequeño', encorsetado por los recuerdos que, por haber transitado por un mal sueño, difícilmente pueden ser ciertos y desatan desafinadas pasiones en un abigarrado entorno de 'tomates' televisivos, guerras virtuales y políticos que sirven para cualquier cosa menos para la polis.
Saludos al 'barman' y a los contertulios del exquisito café de Ocata.
2:21 AM
jueves, 14 de septiembre de 2006
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