La cobardía de los dos pistoleros que asesinaron a la hermana Leonella, de 65 años en Mogadiscio contrasta con la piedad de esta mujer.
"Les perdono", dijo mientras exhalaba su último suspiro.
Sin comentarios.
Rosa Sgorbati había trabajado durante 28 años en Kenya y Somalia. Estaba avisada de que corría peligro pero siguió adelante en su ayuda a mujeres y niños .
Ella ha sido la última víctima de una serie de asesinatos tras la de varios trabajadores extranjeros, entre ellos dos periodistas, uno de nacionalidad sueca y otro de la BBC, así como un destacado pacifista somalí, Abdulkadir Yahya Ali, que han coincidido con el auge del radicalismo islámico.
El segundo líder de las milicias islámicas ha rechazado que su 'ejército' tenga que ver con el asesinato de Leonella y un guardaespaldas, que cayeron abatidos por las balas a pocos metros de la casa donde tres monjas esperaban para cenar.
Como es sabido, estos crímenes han sido relacionados con las exacerbadas pero verdaderas palabras del Papa, tan verdaderas que nó entre todo el mundo islámico han sido acogidas con tanto odio.
Pero los agitadores profesionales siguen con sus criminales amenazas , allá, a lo lejos.
Aquí, a nuestro lado, no tan lejos estamos obligados a convivir con los aliados de la decadencia moral de Occidente.
lunes, 18 de septiembre de 2006
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